El camino que llevará la industria textil hacia la sostenibilidad
La industria de la moda rápida o “fast fashion” ha crecido exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, esta forma de consumo implica un consumo ecológico brutal; gran parte de esa ropa se desecha sin apenas haberla usado o sin ni siquiera haberse llegado a vender.
“Estar a la moda” tiene un impacto ambiental importantísimo: además de que la producción textil exige un consumo de agua excesivo, la industria de la moda es la segunda más contaminante, y esto se debe a las emisiones, los vertidos tóxicos y la cantidad de residuos que genera. ¿Sabías que para producir unos vaqueros se necesitan unos 7.500 litros de agua? Es el equivalente a lo que bebe una persona en siete años. Este consumo desaforado es inasumible, algo que hoy en día es más patente viendo las sequías que está provocando el cambio climático.
Cada año, la Unión Europea genera 12,6 millones de toneladas de residuos textiles, de los que 5,2 son de ropa y calzado. Sin embargo, solo el 22% de estos residuos se recogen para su reciclaje. La UE quiere controlar esta situación y así “para 2030 todos los productos textiles comercializados en la UE deben ser duraderos y reciclables, fabricados en gran medida con fibras recicladas, libres de sustancias peligrosas y producidos con respeto de los derechos sociales y del medio ambiente”.
Pasaporte digital de productos
Antes de comprar ropa, las personas consumidoras tendremos a nuestra disposición una información más clara, estructurada y accesible sobre las características de cada prenda: será a través de un documento o pasaporte digital. Con este, tendrás acceso inmediato a la información sobre la sostenibilidad de un producto y podrás tomar decisiones más informadas y sostenibles.
La intención es que para el año 2030 todas las prendas tengan este certificado. Se trata de una etiqueta inteligente que te permite conocer qué materiales se han utilizado para fabricarla y dónde se ha hecho, el tipo de tejido (si es reciclado o tiene sustancias químicas perjudiciales), cómo cuidarla para que dure más y cómo repararla o reciclarla, entre otras.
Con esta iniciativa la UE pretende que cuando vayamos a comprar ropa seamos más conscientes de lo que estamos comprando y del impacto que supone. No obstante, para reducir la huella de carbono en la fabricación de ropa nuestra implicación debe ser mayor. Debemos comprar menos, no comprar prendas innecesarias y optar por productos de mayor calidad o durabilidad. Hoy en día aún sin la existencia del certificado, puedes informarte y preocuparte de dónde se ha fabricado una prenda, en qué condiciones, saber sobre su composición, etc. También hay que fomentar la compraventa de segunda mano. Y muy importante, antes de comprar algo, hazte las siguientes preguntas: ¿realmente lo necesito? ¿tengo en casa algo parecido? ¿cuántas veces lo voy a utilizar? De esta manera serás más consciente de tu gasto.