Publicidad: ¿arte o truco?
La publicidad está en todas partes. Muchas veces ni siquiera somos capaces de distinguir lo que es publicidad y lo que no.

La publicidad está en todas partes. Muchas veces ni siquiera somos capaces de distinguir lo que es publicidad y lo que no. La encontramos en la tele, en redes sociales o mientras paseamos por la calle. Pero, ¿para qué sirve la publicidad? Muchas personas lo pueden considerar arte y otras, en cambio, solo un truco para vaciar nuestros bolsillos. En realidad, es ambas cosas.
El arte de la publicidad
La publicidad es una forma creativa de comunicar. Un anuncio puede emocionarnos, hacernos reír, llorar o sentir que necesitamos desesperadamente un producto que no sabías ni que existía. Detrás de la publicidad muchas veces hay invertidos millones, que se traducen en historias que nos atrapan. Y se hace porque funciona.
El truco
El objetivo de la publicidad es claro: vender. Vender lo que sea: un producto, un servicio, una idea, una marca, una empresa… pero lo que quieren es crearte una necesidad, convencerte de que lo que ofrecen es lo mejor y necesitas hacerte con ello.
Para eso, la publicidad tiene sus trucos. Algunas marcas utilizan frases que no siempre coinciden con la realidad pero que nos lo tragamos como si fuera cierto. Por ejemplo: “resultados visibles en 7 días”. Y realmente lo visible puede ser el agujero que tu cartera tenga después de haberte comprado ese producto. También juegan con los tamaños de las tipografías para resaltar un mensaje que luego no es del todo cierto (te lo explican en la letra pequeña, aquella que nunca leemos).
Así que, para no caer en la trampa, te recomendamos que sigas estos consejos:
- La publicidad es vinculante. Lo que los comercios publicitan supone una obligación para los mismos y un compromiso hacia la persona consumidora. Guarda la publicidad, te servirá como prueba en caso de tener problemas en un establecimiento.
- Los precios, salvo excepciones, deben comunicarse siempre incluyendo el IVA. Las empresas pueden fijar los precios libremente, pero tienen la obligación de comunicarlos teniendo en cuenta la legislación vigente.
- Analízala bien. Lee la letra pequeña de los folletos y carteles, porque siempre puede haber algún asterisco que te indica exactamente lo que te quieren decir con letra grande. Aquello de “solo un euro al día” te puede costar más de lo que aparenta.
- Controla tus impulsos. La publicidad quiere que compres ya mismo, pero siempre es mejor tomarte un tiempo para pensarlo. ¿De verdad necesitas esa mini impresora para imprimir pegatinas?
- Se racional. La publicidad apela a tus emociones, a tus anhelos ocultos. No te dejes engañar.
Quieren que compres, pero la clave para hacer frente a la publicidad está en no perder de vista lo más importante: tú mandas y tú decides. No te dejes embaucar, porque, aunque veas un anuncio que te parezca un chollazo, debes tener los pies en la tierra y sacar tu criterio a paseo. Solo así podrás elegir bien, quedarte con lo mejor y evitar caer en las trampas.