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Impide que tus emociones decidan tus compras

autor: Kontsumobide, 

“Me encanta, es muy yo”. ¿Cuántas veces has pensado esa frase después de ver un anuncio en televisión o en una tienda y has acabado queriendo comprar esa colonia, ese coche o esas zapatillas último modelo? ¿O cuántas veces has ido al supermercado a comprar detergente que te faltaba y has acabado comprando también bollería industrial porque las tripas te hacían ruido y era la hora de comer? Muchas veces creemos que compramos con la razón pero realmente lo hacemos a través de las emociones.

Confianza, deseo de poder y control, entusiasmo, esperanza, pertenencia, descubrimiento todo son sentimientos que afectan nuestras decisiones. Las marcas lo saben, así que lo aprovechan para crear una potente estrategia de comunicación. El marketing emocional y el neuromarketing son disciplinas asentadas que buscan provocar el consumo mediante la activación de las emociones. ¿Te acuerdas del anuncio de televisión en el que se publicitaba una muñeca con la frase “alucina, vecina”? El objetivo de este mensaje, más allá de querer decir que se disfrutará mucho con este juguete, era que con él, la persona que tuviera el juguete fuese la más importante del vecindario.

Estudios científicos afirman que entre el 75% y el 85% del proceso de decisión de compra es subconsciente y los sentimientos son un factor determinante a la hora de escoger un producto. Ya lo decía Van Gogh: “las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas, y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta”. La lógica, la necesidad real, aspectos evaluables como la calidad, el precio, la toma de una decisión de compra racional en definitiva, pierden protagonismo frente a decisiones motivadas por los estados de ánimo y las emociones .. Y es que, las personas liberan muchas de ellas en deseos que intentan satisfacer a través del consumo. Para combatir este tipo de estímulos, es necesario comprar con responsabilidad,

¿Cómo gestionar el consumo emocional?

El consumo es una actividad básica y repetitiva, que debe ser analizada para poder identificar cómo afectan las emociones en las decisiones de compra y aprender a gestionarlas. “Darte un capricho” es bueno, pero debes saber que te estás “dando un capricho”. Si sientes el impulso de comprar, toma conciencia de tu estado corporal, de la hora del día, si tienes hambre, qué ha sucedido o qué has visto. Identifica la emoción que te ha generado esa necesidad de comprar y pasa del consumo inconsciente al consciente.

Para poder realizar una compra de la manera más consciente, sigue estos consejos:

  • Antes de comprar, reflexiona. ¿Realmente lo necesitas? ¿Lo vas a utilizar? ¿Tienes en casa un artículo parecido? Aquí te darás cuenta si te estás guiando por las emociones o no.
  • No vayas a comprar si “estás triste” o si tienes hambre, por ejemplo.
  • Cuestiona y analiza la publicidad. La publicidad emocional apela directamente a tus sentimientos, así que sé consciente de ello y trata de crear una barrera que impida que quieras adquirir ese producto sin analizarlo antes.
  • Ajusta tu presupuesto. Descuenta el ahorro que quieres generar al final de mes y realiza tus compras de manera consciente con el importe restante.
  • Haz una lista de lo que necesitas y compra productos funcionales. “¡Toallitas multiusos a un súper precio!” Suena genial, pero en casa seguro que tienes un producto similar. Piénsalo.
  • No gastes el dinero que no tienes. Para eso sirve hacer una lista con lo necesario; para adaptarte a ella controlando el dinero que vas a gastar.
  • Tómate tiempo antes de comprar: compara, busca opiniones, etc. Puedes ahorrarte unos eurillos.
  • Compra el contenido y no el envase, la publicidad o las recomendaciones. Ten en cuenta que en muchas ocasiones pagas más por el diseño que por el contenido en sí.

Adquiere hábitos saludables. Sentirte bien depende de lo que ocurre dentro de ti y no fuera. El consumo que realizas suele ser proporcional al vacío que sientes por dentro, ¡tenlo en cuenta!