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Créditos rápidos: una solución cara

Lo mejor es no pedirlos, pero si lo haces, ten en cuenta que corres el riesgo de endeudarte demasiado

Los créditos rápidos son fáciles de conseguir cuando estamos atravesando por un momento económico complicado, pero tienes el riesgo de entrar en una espiral de deudas de la que es muy difícil salir.

¿Qué son exactamente?

Son préstamos de pequeñas cantidades de dinero, que se conceden en poco tiempo y para los que se piden pocos requisitos. Son tan fáciles de conseguir que te dan todas las comodidades para ello: lo puedes pedir online, por teléfono o incluso a través de aplicaciones móviles. A diferencia de los préstamos bancarios tradicionales, no requieren nómina ni aval, lo que los hace aún más atractivo para aquellas personas con una situación económica ajustada o están sobreendeudadas.

El dinero puede estar en tu cuenta en muy poco tiempo, pero esa rapidez tiene un precio: los intereses y las comisiones son muy altos. Además, el plazo de devolución es muy corto.

Existe otra forma de adquirir un microcrédito y de la que en ocasiones no eres consciente: cuando al comprar un producto o servicio y te ofrecen el pago aplazado, posiblemente estés ante un microcrédito.

Riesgos

  • Interés muy alto. La mayoría de los créditos rápidos tienen intereses más altos que los préstamos bancarios.
  • Comisiones ocultas. Algunas empresas aplican comisiones que no siempre están muy a la vista: gastos de gestión, penalizaciones, renovaciones automáticas…
  • Sobreendeudamiento. Hay personas que piden un crédito rápido para cubrir un gasto imprevisto, pero si no lo devuelven a tiempo, terminan pidiendo otro préstamo para pagar el primero. Así entran en una espiral de deudas.
  • Prácticas abusivas. Se publicitan destacando la facilidad de obtenerlo sin ofrecer información completa. Después, para reclamar el dinero de vuelta, hay empresas que recurren a amenazas y llamadas constantes. 

Consejos 

  • Planifica en función de tu situación económica para evitar posibles impagos o incurrir en sobreendeudamiento. Ahorra una pequeña cantidad de dinero cada mes. Te ayudará a hacer frente a imprevistos y evitar los préstamos.
  • Consulta con tu banco. No te quedes con el primer anuncio que veas, compara las diferentes opciones para poder elegir la más adecuada. Consulta con tu banco, a veces ofrecen créditos con intereses más bajos que los créditos rápidos.
  • Negocia los pagos de tus deudas. Antes de pedir un crédito para pagar deudas, intenta negociar con las empresas a las que debes alguna cantidad para que te ofrezcan otras opciones de pago más cómodas.
  • Evita compras impulsivas. A veces, los problemas económicos ocurren por gastos innecesarios. Antes de comprar algo, pregúntate si realmente lo necesitas.
  • Si finalmente pides un crédito rápido: lee las condiciones y no firmes nada que no entiendas; fíjate bien en el % de la TAE; cuidado con aquellas empresas que piden pagos por adelantado o prometen sacarte de las listas de personas morosas; y pídelo solo cuando puedas devolverlo y para cubrir gastos que debes realizar obligatoriamente, nunca para gastos puntuales que no sean de primera necesidad.
  • Pregunta todo aquello que no comprendas y en la medida de lo posible pide la respuesta por escrito. 

Los créditos rápidos pueden parecer una solución fácil, pero en realidad son una trampa. Siempre que puedas, evítalos.